domingo, 6 de octubre de 2013

#2wTREE_003 - Venimos de lejos.

“Nadie es una isla, completo en sí mismo;   

cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la Tierra.” 

John Donne, Devotions Upon Emergent Occasions. 

   La raza humana es una y el mundo no tiene fronteras. Un nómada es de todos los sitios donde ha vivido y ha visitado, quiere aquellos lugares donde tiene buenos recuerdos y donde ha pasado tiempo, pero no se ata a ninguno. No tiene barreras, le asfixia estar condenado a un lugar definido. Un nómada siempre ha de ir andando y añadiendo nuevas facetas de los seres humanos, de las distintas civilizaciones y culturas que descubre en su propio perfil, aumentando así su riqueza cultural. A diferencia de un sedentario que tendrá tendencia a estar apegado a “su” territorio, y a necesitar la seguridad de lo conocido, de su cultura, costumbres y tradiciones.



  En púrpura escribe Borja Bandrés, escritor, periodista y buen viajero. Sus textos (www.borjabandres.com) me acompañan desde mediados del año 2011. Yo fotografiaba algunos de los países asiáticos para mi proyecto “El Mundo” y él escribía reflexiones de sus experiencias por Sudamérica para el suyo, “Venimos de lejos”. Proyectos personales de estilos y formas diferentes pero que, al ser colocados a la par, podrían complementarse de esta manera. 




Barcelona es una ciudad cuyo trazado urbano, el plan Cerdá, es un referente mundial.



   El origen de una ciudad puede ser muy diverso y, con el paso del tiempo, va generando sus barrios con sus múltiples personalidades hasta que, llegado a un punto, su desarrollo pasa por un grado de conceptualización para dotarla de cierta cohesión y uniformidad cuya individualidad se llena de una gama de particularidades que pueden convertirla en universal. 



   Y es que no tenía ni diez años cuando, como había nacido en la Ciudad Condal, era catalán. Pero luego iba a Aragón a ver a la familia y escuchaba a la nobleza baturra despotricar contra Cataluña. Así que como no quería que me insultaran, deduje que algo debía tener de aragonés. Sin embargo, mi parvulario-colegio-instituto era francés y como pasaba cerca de treinta horas a la semana en él, llegué a la conclusión que alguna parte mía era francesa. Cuando visitaba Francia, mis compañeros galos me hacían observar que por ser español hablaba muy bien "su" idioma. En aquellos años mozos, en mi pasaporte ponía République Française. Así que, con las dudas de qué porcentaje de francés tenía, llegué un buen día a Córcega, donde nació mi abuelo materno. Y nada más poner pie en la Isla, leí garabateado por ahí: O pinzuttu fora, o sea, “los franceses fuera”. 

   Podría explayarme un rato más, pero mejor será poner coto a tanta narración y transcribir lo que un amigo me dijo hace un tiempo: “El mundo es el hogar de todos, y el nombre que le hayan puesto al trocito de tierra en el que pasas cierto tiempo no tiene la más mínima importancia.”

   Cuando empecé a leer a Borja me pregunté por su origen, como queriendo buscar una ciudad, ya que su lectura me resultaba como moverme por los diferentes barrios ajetreados que tiene una gran ciudad. Textos que desprenden tanta unicidad en su contenido que entendía ese viaje a Sudamérica en el que estaba involucrado como ese paso necesario para conceptualizar la visión de su proyecto personal. Un camino que empezó en Brasil el año 2011 y se extendió al 2012, con paradas en Argentina, Perú y Bolivia. Una experiencia cuyas reflexiones nos fue ofreciendo en su blog y que ahora recopila para la publicación de su libro “Un camino en 18 textos”. 




Los Himalayas, por Miguel Vélez.



   El viaje también sirve al aventurero para, como dijo Descartes, “conocer las costumbres de los distintos pueblos y para despojarse del prejuicio de que sólo en la propia patria se puede vivir de la manera en que uno está acostumbrado.” Así, viajar ayuda a dejar de lado un etnocentrismo que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, etnias o sociedades, y hace relativizar las propias creencias, hábitos, costumbres y entorno, dándoles un nuevo enfoque.



   Al viajero -que no al turista- nada le resulta indiferente, y en su periplo el más mínimo detalle o comportamiento, aparentemente banal e insignificante, es observado con interés y se transforma en una peculiaridad, reflejo de una nueva cultura que pasará, de alguna manera, a formar parte del mismo. Este sabe que su aventura es un salto hacia lo desconocido donde entra en lo imprevisible y en lo imprevisto. 


   Conviene alejarse de las ciudades y admirar la naturaleza: porque es subversiva, porque nos incita a soñar, porque intensifica nuestra vida interior, porque desarrolla la sensibilidad y el libre albedrío, porque nos hace relativizar, porque nos aleja de nuestras expectativas, miedos y temores, porque nos conecta, porque nos devuelve a nuestra esencia y porque nos hace estar vivos.


   Hay momentos en los que viajas con la sensación de estar perdido en el mundo. No sabes dónde ir o qué hacer o, incluso, del lugar dónde vas a dormir. Quieres buscar un camino dando una solución a todas las diferentes posibilidades que tienes. Te sirves de unas recomendaciones, un mapa y una guía de la ciudad. 

   Si hoy es un día de suerte, es que estás leyendo exactamente esto.


Las montañas de Ladakh, India.

   Existen en la vida momentos de tanta lucidez que la clarividencia se impone como una verdad inapelable, eliminando momentáneamente en nosotros cualquier atisbo de confusión, interrogante, duda o cuestionamiento. Estos instantes, que se quedan inevitablemente grabados en nuestra memoria como un punto y aparte en nuestras vidas, nos permiten adquirir una certeza acerca de algo, de alguien, o de nosotros mismos. Cuando esto ocurre, la mente se desactiva, los sentidos entran en suspensión, los velos caen, el error deja de ser una posibilidad, y la existencia alcanza entonces, como dijo Herman Hesse, “su plenitud, porque todo ha perdido su significado".

  Siempre me valgo de esos tres escenarios mostrados en los videos anteriores que, apoyándome en las reflexiones de Borja, podrían mostrar a modo de ensayo lo que es un cambio en la manera de pensar, fruto del impacto visual que he tenido en un entorno totalmente ajeno al mío como viajero. 


Visión de Budapest, por Borja Bandrés. 

   Somos el resultado de lo que hemos heredado y de lo que han sido nuestros padres y antepasados. Llevamos un legado que debemos seguir y ante el cual somos responsables. El olvido y la ignorancia histórica son una de las cosas más peligrosas que existen. Queriendo echar arena encima del pasado, cubriéndolo para que no salga nunca a flote, o simplemente desinteresándonos de él, cometemos un gran error. Quien no conoce su pasado no se conoce. Nos olvidamos que la miseria y la precariedad son caldo de cultivo para los extremismos de todo tipo. Nos olvidamos que estos están liderados por salvapatrias que siempre encuentran en la desesperación de la ciudadanía su mejor apoyo, y en la inventada culpabilidad de un determinado colectivo, su mejor política. 

   Nos enseñan en el colegio aquello de que “no hay camino, se hace camino al andar”, por lo que nótese que el viaje del que aquí se habla, trata de definir algunas de las diferentes etapas que uno va encontrando en su camino, un proceso que para algunos puede llegar a ser hasta una vida entera. 


"En un lugar de la Mancha", por Narunya Kes.

   Acaba de anochecer. El viento barre las colinas y despeja el cielo que por la ventana se manifiesta majestuosamente estrellado. Más allá del silbido del aire que entrechoca con fuerza las ramas de los árboles no se oye nada. Hace fresquito y como la cosa no está para gastos suntuarios, la cómoda calefacción ha dado paso a la estufa de leña. Es lo que ofrece la Tierra, y el calor y olor naturales no tienen parangón. Tras depositar un buen tocón, inmediatamente presa de las llamas que calientan la estancia, un cosquilleo en el estómago recuerda que hay gazuza. La cena consiste en un poco de pan, aceite de los olivos de la última cosecha y nueces del otoño que, un año más, se han podrido por millares sin alma que las recoja.

   Leyendo este texto de Borja a mi compañera de viaje noté que ella no parecía comprender este modo de vida, mientras yo recordé claramente a mi hermano mayor en búsqueda de mi abuelo materno para conseguir algunas de aquellas sabrosas almendras que nos daba en nuestra infancia. El texto me motivó para volver a pisar mi tierra de origen, hace poco tiempo junto a ella, con la intención de enseñarle así el modo de vida de mis paisanos. Entrando ya de lleno en mi provincia de La Mancha, ella cogió con disimulo la cámara fotográfica y, con su timidez asiática, hizo la foto que ilustra este capítulo –Motivación- diciendo aquello de “el mundo es tan maravilloso e inabarcable”. Una frase que se repite en los textos de Borja y que parece dotar de sentido al mundo cuando somos conscientes de esa sensación plena de que realmente todos venimos de lejos. 

  Gracias a Borja Bandrés por su generosa colaboración y aportación al proyecto leglessbirds. Una entrevista para 2wTree.


Encontrarás los textos de Borja Bandrés en el blog de Revista Inefable pulsando aquí
Y disfrutarás de un vuelo por Asía, aquí










6 comentarios:

  1. Mil gracias Miguel por este bellísimo artículo. Gracias por haber permitido sacar a flote algunos de mis textos pasados que a veces olvido y que debo recordar. Gracias por recordarme que no estoy sólo en esta aventura que es sacar adelante un proyecto personal. Gracias por difundir el mensaje y servirme de espejo. Gracias simplemente.

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  2. Gracias, Borja y Miguel, por vuestros textos, vuestro entusiasmo, vuestro trabajo personal en no abandonar vuestro destino ni renunciar a vuestros sueños por culpa de una sociedad enloquecida e inmadura. Sois una generación que sabe quitarse las vendas de los ojos y caminar "hacia adelante" (copiando el título de uno de los textos de Borja) para ser libre. Lucháis por vuestros ideales y sabeis transmitirlos a la humanidad. ¡Gracias por estar en nuestras vidas!

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  3. Muchas gracias Miguel y Borja por vuestra inmensa sensibilidad, vuestra visión nítida sobre la maravilla de la naturaleza, las mil facetas del ser humano, la felicidad, la plenitud que siente uno al viajar, al descubrir, al respirar, al estar inmerso en el aire, la luz, los paísajes de otros lugares, al ver como se mueve la gente, los niños bajo otro cielo, las costumbres. Y al descubrirse uno mismo. Dejando atrás como dice Borja los miedos y las ataduras.
    Y, un buen día, como te ha pasado a tí, Miguel, volver a un país entrañable como puede ser España y La Mancha, recordar sabores olvidados, recuperarlos, dar a cada sitio el valor que le corresponde. Hacer una sintesis de todo lo que es uno, de todo lo que ha visto, vivido y de lo que màs le ha aportado e incorporado a su ser.

    Mucha suerte Miguel en tus andaduras y seguiré tu blog con mucha alegría. Un fuerte abrazo.

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  4. Gracias, Miguel. Últimamente ando un poco liado con otras cosas y tengo poco tiempo, pero no me olvido de entrar de vez en cuando y ver qué hay de nuevo.

    El enlace que me has pasado es muy interesante, más aún cuando conozco a gente de aquí que ha venido exactamente de allí, "de lejos", así que ya lo he reenviado a unas cuantas direcciones.

    Lo cierto es que siempre es un placer tener ante los ojos lo que está bien hecho.

    Un abrazo.
    Fran Vega

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  5. Muy bueno el texto, muy motivador. Ana Salvá

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  6. Gracias Marie-Ange, gracias Yolanda, y gracias a todas aquellas personas que nos hacéis ver que estamos todos en el mismo saco y que nuestros sueños no sólo no son imposibles, sino que son una realidad cada vez más palpable, una alternativa viable y algo que merece escucha y sonrisas.

    Un fuerte abrazo

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